- Comienza ya mismo una dieta de control para los días anteriores y posteriores a las fiestas, que evite el exceso de grasas, alcohol y féculas.
- Igualmente, imponte días de restricción antes y después de las fechas más señaladas, comiendo menos de lo habitual.
- Cocina ligero, recupera las recetas tradicionales que combinan la carne o el pescado con verduras en la medida de lo posible, y no hagas cantidades excesivas por temor a quedarte corto.
- Empieza sin hambre. Si antes de la comida de Navidad nos tomamos un par de piezas de fruta, empezaremos la comida parcialmente saciados y comeremos con menos ansia.
- Para el postre recurre preferentemente a las frutas de temporada como piña, chirimoya o a los postres caseros: peras al vino, manzanas asadas con canela, tarta de fresas, macedonia, etc.
- No es necesario privarse de los dulces típicamente navideños como el turrón o el mazapán, pero dado que aportan muchas calorías es importante consumirlos de una forma moderada y puntual.
- Limita los posibles excesos alimentarios exclusivamente a los días de fiesta (Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes), y no los extiendas a los días restantes que quedan entre uno y otro festivo. No debemos, por ejemplo, consumir lo que quedó de la comida de Navidad durante los tres días siguientes, o sacar la consabida fuente de turrones y mazapanes para cerrar cualquier cena de este periodo.
- Mentalízate: piensa en lo que va a costarte perder el peso ganado.
Esta última recomendación
es quizá las más importante pues no es lo mismo incrementar nuestro peso en
medio kilo que en tres o cuatro kilos durante estas fiestas. Perderlos después
probablemente te supondrá un esfuerzo mucho mayor que la satisfacción que te
supuso el exceso cometido. Así que... disfruta plenamente de las fiestas
navideñas, pero sin caer en los grandes excesos alimentarios que suelen
acompañarlas!!!
Fuente: Viviendo Sanos
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