miércoles, 9 de mayo de 2012

Los huevos negros de Hakone

Mi hijo vive, trabaja y ha formado una familia en Japón. A mi desde niña me apasiona la cultura oriental y especial la japonesa, esa junto a otras es una de las razones por las que el ha terminado haciendo su vida en ese país, desde que nació ha vivido rodeado de libros, objetos de decoración, charlas en familia, en mi casa hasta las puertas tienen los cristales serigrafiados con letras japonesas.

Yo siempre habría creído que jamás iría a ese país y por fortuna ya he estado dos veces y espero poder ir muchas veces más, ahora es obligatorio tengo que ir a visitar a mi hijo.

Japón tiene muchas cosas increíbles aparte de su cultura y de sus costumbres que no tienen nada que ver con las occidentales y que a veces nos puede llegar a chocar.

En Japón aún se puede andar por la calle sin ningún miedo, puedes dejar tranquilamente tu bolso y tus pertenencias encima de una mesa de un restaurante e irte al lavabo y nadie será capaz de tocar nada, eso increíble en España donde tienes que ir con cuatro ojos y así y con todo a veces puedes tener algún disgusto. Pasear por Japón o hacer excursiones, es muy sencillo lo tienen todo muy bien organizado, aunque no hay practicamente nada en español y te tienes que guiar por los prospectos turísticos en inglés.

Para el japones su principal prioridad es el trabajo, así que mi hijo ha tomado buena nota de ello y ya parece unos de ellos, como cuando vamos tenemos muchísimas horas libres, solo lo vemos los días que tiene fiesta y los días laborables solo un rato por la tarde-noche para cenar juntos, así que nos hemos tenido que espabilar e ir solos a conocer Tokio y sus inmediaciones.

Hoy os voy hablar de Hakone: de sus huevos negros y del Monte Fuji.

Llegar a Hakone es toda una aventura, Nosotros cogimos, un taxi hasta la estación de Shinjuku, allí un dos trenes hasta Hakone, un autobús que te lleva al lago Ashi donde se coge un barco decorado al estilo pirata y desde donde se ven unas vistas espectaculares del monte Fuji.


Luego un teleférico hasta Owadakuni un parque con fuentes termales con un fuerte olor a azufre debido a la actividad volcánica. Ahí es donde en una especie de cavidades con agua hiviendo muy humeante cuecen huevos.




Al sacarlos son de color negro, yo no los probé, pero según mi marido eran igual de ricos o incluso más que los huevos cocidos normales.




De vuelta otra vez en teleférico y luego un funicular hasta Gora, allí un tren bastante raro que va zigzagueando porque no puede coger curvas. Y en Hakone, esta vez cogemos un tren expreso, el Romance Car, que es mucho más cómodo y rápido que los dos de la ida.

Llegamos a Tokio a la hora justa de reunirnos con mi hijo y su mujer para ir a cenar, los cuales estaban gratamente sorprendidos y alucinados que dos españolitos como nosotros de mediana edad sin saber una palabra en japonés hubiéramos hecho esa excursión sin ninguna ayuda.


3 comentarios:

  1. Hola Marisa

    Tu post es muy interesante. Estoy planeando mi viaje a Japón y me encantaría ir a Hakone a ver esos huevos negros. Es una chorrada, pero hace un tiempo yo no tenía intención alguna de ir a japón y mi novio estaba obsesionado. Me enseñó muuuuchas cosas para convencerme, y al final me llamó mucho la atención los huevos negros. Así que tenemos que ir a verlos sí o sí.

    Mi pregunta es: hay que reservar el barco que comentas para llegar allí? Es sencillo? Estamos un poco preocupados por si llegamos allí y no nos enteramos de nada... :S

    Muchas gracias y un saludo!

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  2. Mierda, Marisa no. Marga. Q estoy tonta.

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  3. Hola Juliet, no es necesario reservar el barco porque los hay continuemente, no sé exactamente cada cuanto pero debe ser cada media hora.
    No debes preocuparte, en Japón está todo muy bien indicado y si precisas ayuda aunque no te entiendan, la gente siempre está dispuesta a echarte una mano.
    Te deseo que tengas un maravilloso viaje y disfrutes a tope de ese pais tan maravilloso.
    Saludos

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