Son castillos o pequeñas fortalezas que pueden estar junto a otras o no; pero eso sí, todas pensadas estratégicamente, pues la idea era proteger a todos y cada uno de los habitantes de la aldea. Éste tipo de construcciones según estudios arqueológicos, comenzaron a hacerse en el año 1.700 a.C.
Se calcula que perduran unos 562 edificios antiguos de éste tipo en todo el condado, característicos por sus torres cuadrangulares, pentagonales, octogonales. Los integrantes de la comunidad de Danba transmitían las técnicas constructivas de generación en generación. Así, elevaban paredes de roca uniformes y rectas, pero sobre todo, resistentes y relativamente fáciles de defender. Hoy se conservan cuatro tipos de estas torres, entre las que se cuentan las destinadas a puestos de vigilancia de pasos estratégicos, las utilizadas para transmitir mensajes, las que estaban en las entradas de las aldeas, y aquellas construidas en el interior de las viviendas para fines defensivos y de almacenamiento de alimentos.
Pero no sólo entre curiosas torres y pequeñas fortalezas reside el atractivo de ésta cultura. Sus artesanías en madera, su colorido aplicado a los detalles de la vivienda, la vestimenta, sus costumbres y formas de vida aún conservadas, hacen del condado Danba un auténtico “mundo perdido”.
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